Thursday, August 2, 2007

La increible historia del redescubrimiento de Machu Picchu

[Machu Picchu acaba de ser proclamada una de las nuevas maravillas del mundo. He aquí la historia tras el increíble descubrimiento realizado por un personaje novelesco que llegaría a ocupar la gobernación de Connecticut, y el conflicto que el gobierno peruano sostiene con Yale. Adaptado de Azul: Idioma y Cultura de Raúl Guerrero. Un breve diccionario de vocabulario menos conocido y notas aclaratorias al final.]

Machu Picchu. Fotografías de Hiram Bingham, 1911. Colección de la Universidad de Yale.

Las Vírgenes del Sol ni eran vírgenes ni Machu Picchu era la sagrada ciudad perdida de los incas que postuló Hiram Bingham, el explorador que redescubrió la ciudadela andina el verano de 1911. Ubicada entre la selva amazónica y la sierra, Machu Picchu fue, indican nuevos estudios, un palacio de retiro de la nobleza.

La mitología en torno a Machu Picchu había crecido envolvente como la vegetación selvática que la escondió por siglos, más aun cuando apareció la novela La profeta Celestina de Shirley MacLaine. Se convirtió en el destino de rigor[2] para miles de turistas espirituales. “Las gringas lloran conmovidas por la energía cósmica y los gringos quieren levitar”, dice un guía cuzqueño.

Quien ha estado en Machu Picchu no puede negar el impacto que ejerce en el espíritu el panorama espectacular. En La ciudad perdida de los incas Hiram Bingham la describe así. “No sólo tiene las grandes cumbres nevadas brillando por encima de las nubes, los gigantescos precipicios de granito multicolor que caen a pico cientos de metros por encima de la bruma[3] y resplandecientes rápidos que rugen. Tiene también, en violento contraste, orquídeas y helechos[4], la deliciosa belleza de una vegetación lujuriosa, y el misterioso sortilegio[5] de la jungla. No conozco ningún lugar en el mundo que se le pueda comparar”.

Hiram Bingham especuló que Machu Picchu era la cuna sagrada de los incas y el último bastión de su resistencia contra los españoles. El osteólogo de la expedición cometió entonces un error garrafal[6]. “Como no tenía experiencia con los peruanos, no conocía las características físicas de su población”, dice John Varano, arqueólogo físico de la Universidad de Tulane, “determinó que 150 de los 175 esqueletos encontrados eran demasiado pequeños para ser de hombre”. Sin el menor titubeo[7] Bingham saltó a una fantasiosa conclusión: Habían desenterrado los restos[8] de aquellas mujeres escogidas que desde los doce años no hacían más que soñar la satisfacción del inca, las Vírgenes del Sol.

Casi un siglo de olvido

La gran acogida que tuvo La ciudad perdida de los Incas, el libro que publicó Bingham en 1930, un verdadero best-seller, intimidó a nuevas generaciones de arqueólogos. Confundieron el éxito editorial por veracidad histórica. No fue hasta los años ochenta que un antropólogo de la Universidad de California, el Dr. John Howland Rowe, en el curso de una investigación dio con el archivo de un pleito encausado[9] en el siglo XVI. Un descendiente del último inca reclamaba Machu Picchu, pues había sido el antiguo palacio de sus antepasados.

El hallazgo del profesor reencendió la chispa[10] del interés en Machu Picchu. Lucy Salazar, arqueóloga peruana, tras un estudio exhaustivo de vasijas, cerámica y otros artefactos demostró que el origen de Machu Picchu se remonta a mediados del siglo quince. Coincide con la apreciación de otros expertos que datan la construcción de la ciudadela al reinado del inca Pachacuti[11], el Alejandro Magno andino, entre los años 1450 y 1470. “La construcción de Machu Picchu duraría unos veinte años”, dice el profesor Richard Burger de la universidad de Yale. “Una verdadera hazaña para la época, posible gracias al poder absoluto que gozaban los incas y la mano de obra inagotable”.

La nueva evidencia permite vislumbrar la vida cotidiana en Machu Picchu, indica el Dr. Verano. La esperanza de vida superaba los cincuenta y cinco años, un promedio de edad comparable o superior al de sus contemporáneos europeos. Asimismo, el nuevo análisis osteológico propina el golpe de gracia a las teorías de Hiram Bingham. Los restos óseos que reexaminó el Dr. Verano pertenecían a mujeres, es verdad, pero también a hombres, en números equiparables, y a los hijos que tuvieron. Añade que la población de Machu Picchu no estaba compuesta de nobles ni vírgenes, se trataba, más bien, de los empleados de servicio de los incas.

Es sorprendente que las hipótesis de Bingham hayan tenido vigencia tanto tiempo. Más sorprendente es que la evidencia de lo contrario haya estado en las narices mismas de los arqueólogos de la prestigiosa universidad de Yale. Miles de piezas, muchas aun empacadas, permanecieron en el sótano[12] de la universidad 85 años. “Todas las reliquias arqueológicas, el patrimonio cultural de Machu Picchu se lo llevó Hiram Bingham”, asevera la directora de investigaciones del Museo de Arqueología, Antropología e Historia de Lima. “Lo único que dejó fue las paredes de los edificios”.

Un personaje de película

Hiram Bingham en Machu Picchu, 1911. Fotografía de E.C. Erdis.

Hiram Bingham se había preparado para una vida académica, pero corría por sus venas la vocación de trotamundos (el abuelo fue el primer misionero estadounidense en Hawai). Centró su interés durante los años universitarios en las luchas por la independencia sudamericana. Escribió una tesis sobre la campaña de Simón Bolívar, para lo cual recorrió a lomo de mula el camino del Libertador entre Colombia y el Perú. Fue durante este viaje que se enteró de la existencia de una ciudad perdida y la fascinación por lo precolombino le marcó.

Antes de doctorarse contrajo matrimonio con la heredera de la gran fortuna de Tiffany. “El matrimonio le permitió dar rienda suelta al espíritu explorador”, cuenta un nieto místico de Bingham a quien rastreé hasta Pensilvania. Desencantado por lo que considera distorsiones científicas en contra del viejo explorador, destaca los dones organizacionales del abuelo, su talento para procurar auspiciantes[13]. No solo involucró en la expedición a la universidad de Yale, donde era lector de estudios latinoamericanos, pero también a la Sociedad Nacional de Geografía (The National Geographic Society). Logró además que Kodak surtiera[14] la película para más de once mil fotografías que sacaría. En efecto, el primer número de la revista National Geographic fue sobre Machu Picchu, ilustrada con su fotografía.

Según los diarios de la expedición, el descubrimiento se produjo tras una ardua jornada, bordeando precipicios espantosos. “...A menudo avanzábamos en cuatro por matorrales llenos de serpientes[15], por caminos que hasta un perro habría resbalado...” La mañana del seis de junio de 1911 surgieron de los matorrales selváticos los muros de la ciudad que bautizó con el nombre de Montaña Vieja (Machu Picchu significa montaña vieja en quechua). Lo acompañaban dos científicos, un sargento guardaespaldas[16] que doblaba de interprete y un guía de doce años de edad.

Bingham quedó maravillado y se llevó lo que pudo. En la tercera y última expedición le confiscaron un cargamento de 75 cajones. Lo acusaron de violar las leyes que prohibían sacar el patrimonio cultural, específicamente piezas arqueológicas sin duplicado. Hiram Bingham utilizó su amplia y poderosa red de influencias hasta lograr que el presidente de los Estados Unidos William Taft intercediera ante su homólogo peruano, el general Benavides. Los presidentes llegaron al acuerdo de dejarle sacar las reliquias arqueológicas por un periodo de dieciocho meses con el fin exclusivo de estudio y catalogación.

Era el año 1915. La Primera Guerra Mundial acaparó la atención del explorador, desvió[17] su interés a la aviación. Montó una escuela de pilotos en París que le mereció el rango de teniente coronel. Al terminar la guerra entró a la política de los Estados Unidos en uniforme de oficial. Se postuló[18] y ganó la gobernación del estado de Connecticut. Una responsabilidad de los gobernadores es nombrar el remplazo cuando el senador titular[19] muere. Hiram Bingham llevaba solo un día en funciones de gobernador cuando un senador del estado murió. Se auto nominó, iniciando así su etapa de legislador en Washington, D.C.

Mientras tanto fueron cayendo los años sobre los artefactos depositados en el sótano de Yale. El polvo y el olvido los fueron enterrando.

No hay mal que dure cien años
La nueva generación de arqueólogos desenterró del sótano de la universidad los vestigios de Machu Picchu y con los hallazgos se montó la exposición ’Machu Picchu: revelando el misterio de los incas’ en el museo Peabody de Yale. Asegura Richard Burger, director de la exposición, que “sin lugar a dudas, es la muestra más importante que se ha realizado con objetos procedentes del palacio de los últimos emperadores”.

El gobierno peruano secunda la apreciación. Y en un afán[21] de enmendar tan largo lapso asevera que la prestigiosa universidad no tiene ningún derecho sobre las piezas arqueológicas de Machu Picchu, depositadas a su cuidado por un plazo limitado de dieciocho meses. Los voceros del gobierno recalcan [22] a la prensa internacional que ha llegado la hora de la devolución. “Hemos entablado conversaciones con la Universidad y creo que vamos por buen camino. Esperamos que en un futuro cercano se pueda montar una exposición permanente en un museo cerca de Machu Picchu”.

Le pregunto a la arqueóloga peruana Lucy Salazar, codirectora de la muestra y esposa de Richard Burger, sobre las negociaciones. Se limita a remitirme un comunicado de prensa a través del cual la universidad confirma, diplomáticamente, la disposición a colaborar con el gobierno del Perú en “desarrollar las bases que permitan un regreso de la colección al país de origen”.

Glosario
[1] Reportaje: Información o conjunto de noticias, más o menos glosadas, que se publica en los periódicos, en el cine o en la television –Diccionario Vox.
[2] Mandatory.
[3] Clouds, heavy fog.
[4] Fern.
[5] Magic, bewilderment.
[6] Monumental mistake.
[7] Without the hesitation.
[8] Remains.
[9] A lawsuit filed . . .
[10] Rekindled the spark.
[11] Pachacuti was crowned Inca around 1438. He had a genius for road construction and military strategy. The vast Inca expansion took place under his reign.
[12] Basement.
[13] Sponsors.
[14] Would provide.
[15] On our fours through a jungle infested with snakes.
[16] Bodyguard.
[17] Detoured, redirected.
[18] Postular is to postulate, the reflexive form postularse is to run for office.
[19] Incumbent.
[20] Deputy Secretary of State. Canciller is a synonym of Ministro de Relaciones Exteriores.
[21] In an effort to . . .
[22] Emphasized.

No comments: