Monday, June 18, 2007

Politica: La imparable ola latina

El periodista Jorge Ramos explica en el libro La ola latina que los latinos somos una fuerza descomunal dentro de una sociedad, como diría Richard Rodríguez, pos-protestante. Para entender su influencia basta encender la televisión o abrir un periódico. Bush llegó a al Casa Blanca gracias a los 537 votos de los cubano-americanos en la Florida. ¡Imagínense el impacto de los 16 millones de votantes hispanos elegibles para las elecciones de este año!

El libro comienza con un balde de agua fría a quines se resisten a ver lo obvio: “Estados Unidos será una nación hispana. Para el año 2125 habrá más latinos que blancos.” Con lujo de detalle recuenta como los Republicanos lograron romper el monopolio de los Demócratas sobre el voto hispano en las elecciones presidenciales del año 2000. Ganaron porque entendieron la importancia del votante hispano y establecieron contactos hasta con los más pequeños periódicos comunitarios, poniendo a su disposición los comunicados de la campaña traducidos de manera inmediata. El entonces gobernador de Texas, George Bush, Jorge, como se autodenomina al cortejar el voto hispano, fue siempre accesible mientras que el vicepresidente Gore y sus asesores parecían esmerarse en menospreciar a los medios hispanos. Por ejemplo, Bush recibió a Don Francisco en su Rancho, algo que solo lo había hecho con Bárbara Walters. Gore, por su parte, dejó al conductor de Sábado Gigante dos veces plantado hasta que finalmente se concretó la entrevista en un aeropuerto.

La contienda por la gobernación de Nueva York del 2002 es otro ejemplo. El gobernador Pataki defendió la protección temporal de los inmigrantes colombianos y manifestó su oposición a la presencia de la marina norteamericana en Vieques. “Eso erosionó enormemente la base Demócrata del candidato N. Carl McCall. El gobernador Pataki obtuvo el 38 por ciento del voto hispano, un considerable aumento respecto al 25 por ciento que obtuvo en 1998”, escribe Jorge Ramos.

Y va más allá de la política. Hace una radiografía de las distintas comunidades que el presidente Nixon agrupó bajo el membrete de hispanos. Analiza los matices regionales, los niveles de educación y económicos, el grado de aculturación, los valores y aspiraciones de las distintas comunidades. En Texas y Nuevo México, dice, viven los latinos más americanizados mientras que en California y la Florida los más latinoamericanizados. En cuestión de genero, recalca que las mujeres mexicanas participan en la política más que los hombres, pero los hombres portorriqueños lo hacen más que la mujeres.

Si hay una hebra que consolida la identidad latina es el español, pero se trata de un español mestizo. Escribe: “El español global es dinámico, innovador, abierto y está en cambio continuo. No es anquiloso, inerte, ni se resiste a las influencias de otras lenguas y de las nuevas tecnologías como Internet. Es, en otras palabras, un español vivo. Y ese español global podría enriquecerse con muchas expresiones del espanglish. [...] Se trata de un verdadero error y de una arrogancia supranacional el intento de conformar el habla de más de 40 millones de hispanohablantes en un país anglosajón a las estrictas reglas de la Real Academia de la Lengua Española.”

Como la mayoría de libros, La ola latina no está exento de pecados. En un esfuerzo por humanizar las abundantes estadísticas, el popular conductor del noticiero UNIVISION recurre a anécdotas a veces irrelevantes. A veces, también, por ser exhaustivo, se contradice y repite al punto de parecer apologista. Aseverar que hay 40 millones de hispanohablantes en Estados Unidos es hiperbólico y lo contradice en otro capítulo afirmando que hay muchos latinos que no hablan español. No por eso La ola latina, publicado por Rayo, la división latina de HarperCollins, deja de ser un libro enciclopédico valioso. Sirve de referencia y motivación para las nuevas generaciones. Después de todo, está dedicado a ellos, al primer presidente de Estados Unidos latino, quien, asegura, ya habría nacido en Miami, Nueva York o Los Angeles, ciudad ésta donde la mayoría de los recién nacidos son latinos.

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